El reloj astronómico de Sint Truiden

Por Paco Bellido, el 26 septiembre, 2020. Categoría(s): Destinos astronómicos ✎ 3

A 45 km de Lovaina se encuentra Sint Truiden, una pequeña ciudad de 40.000 habitantes dedicada principalmente al cultivo de la manzana. En la ciudad no faltan los lugares de interés turístico, entre ellos el ayuntamiento, con su torre del siglo XVII incluida en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El Beguinaje de Santa Inés, fundado en 1258, también está incluido en el Patrimonio de la Humanidad. En su interior se encuentra una iglesia construida en las postrimerías del Románico e inicios del Gótico que cuenta con numerosas pinturas murales de gran interés.

Iglesia de Santa Inés en el Beguinaje de Sint Truiden. Foto: © Lola Vázquez
Interior de Santa Inés en el Beguinaje de Sint Truiden. Foto: © Lola Vázquez

Pero el atractivo más peculiar de la ciudad es, sin duda, el reloj astronómico construido en 1937 por Kamiel Festraets (1904-1974). Kamiel era un hombre tozudo y enérgico y no escatimaba esfuerzos a la hora de hacer realidad sus ideas. Su pasión por la mecánica y la precisión nació de forma natural en casa, ya que su padre era relojero. Dada su afición a la ciencia y tecnología dedicó mucho tiempo a calcular engranajes de todo tipo y al modo de aplicar estos diseños a su creación. Además de la mecánica era aficionado a la música, tocaba el piano y el órgano y fue director del coro de la iglesia de Sint-Maarten.

Reloj astronómico de Sint Truiden. Foto: © Paco Bellido

A la edad de 28 años fundó una escuela para relojeros en Lovaina, de la que fue profesor. Tras realizar algunos relojes de salón con complicaciones astronómicas (fases lunares), en 1935 obtuvo una medalla de oro y una mención honorífica con un primer ejemplar en la Exposición Mundial de Bruselas.

Pero estas piezas de juventud quedan eclipsadas en comparación con el reloj astronómico de Sint Truiden. El apelativo de astronómico no obedece a que ofrezca datos astronómicos como hace, por ejemplo, el reloj de la Torre Zimmer de Lier, sino a que funciona en base al calendario gregoriano haciendo una corrección automática para los años bisiestos. Con seis metros de altura es el mayor reloj de su especie en el mundo, pesa cuatro toneladas y está formado por más de 20.000 piezas. En la parte inferior hay cuatro figuras femeninas que representan las cuatro estaciones. Cada una de ellas va unida a una campana pequeña que marca los cuartos. Cada hora toca la campana mayor, una réplica del Carillón de Westminster, y se abre una pequeña puerta tras la que aparece la muerte con una guadaña. El lema en latín del reloj Tempus Fugit (el tiempo vuela) nos recuerda la inevitabilidad de la muerte. Cada hora en punto tiene lugar un desfile de artesanos medievales en la que aparecen representados doce gremios. En primer lugar aparece el magistrado a caballo, que espolea a su animal para iniciar el desfile, a continuación aparecen el tejedor; el panadero; el cervecero; el carnicero; etc.

En las cuatro esquinas del reloj principal aparecen los primeros reyes de Bélgica. En la parte de atrás aparece la historia del reloj: el reloj de Sol, la clépsidra, el reloj de arena. Hay un retrato de Galileo y otro de John Harrison. También hay un minúsculo reloj colocado sobre la perla de un anillo de señora. La esfera mide un milímetro y tiene dos agujas de medio milímetro que se pueden observar con una lupa. Las agujas se desplazan por efecto de unas pesas de 150 kg.

El autor junto al reloj astronómico de Kamiel Festraets. Foto: © Lola Vázquez

En el péndulo aparecen varios relojes con la hora actual en distintos países del mundo. Los países aparecen indicados por la bandera correspondiente. En el caso de España, igual que ocurría en el reloj de Lier, la bandera es la republicana ya que el reloj data de 1937.

Detalle del péndulo con esferas, Foto: © Lola Vázquez

El reloj astronómico se instaló junto a la iglesia del beguinaje en 1942 para sufragar los gastos de conservación de la misma. La iglesia había pertenecido al barón Pitteurs-Hiegaerts que la donó a una asociación sin ánimo de lucro. En 1935 se abrió como museo.

El museo de Kamiel Festraets se completa con otros ingenios ideados por el relojero. Hay un simulador de mareas con un barco trasatlántico que reproduce un trayecto entre Europa y Nueva York, tormenta en el océano incluida. También hay un péndulo de Foucault y un planetario que permite explicar los movimientos de la Tierra alrededor del Sol.

Un trasatlántico con relojes en el museo de Kamiel Verstraet. Foto: © Lola Vázquez
Un péndulo de Foucault del museo. Foto: © Lola Vázquez
Planetario del museo. Foto: © Lola Vázquez

Al parecer el relojero era incansable y su esposa se lo solía encontrar durmiendo en el sofá. Buena parte de sus creaciones las hizo sin ayuda de planos. Tras su muerte no se encontraron esquemas entre sus papeles, lo que ha supuesto un problema a la hora de reparar sus obras ya que era necesario desentrañar primeramente la función de cada pieza.

Pero este reloj no es el único objeto de interés astronómico de Sint Truiden. Desde 2006 hay en la ciudad, junto a las ruinas de abadía benedictina, una línea meridiana de 12,3 metros en la que se proyecta la imagen de una estatua de San Trudón, el santo patrón de la ciudad, situada sobre un poste a 18 metros de altura. La sombra indica el mediodía y también la fecha. El diseño corresponde a Willy Leenders.

La meridiana de Sint Truiden. Se puede ver el santo dorado cuya sombra indica la época del año en la línea del suelo. Foto: © Lola Vázquez
Leyenda explicativa de la meridiana de Sint Truiden. Foto: © Lola Vázquez


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Por Paco Bellido, publicado el 26 septiembre, 2020
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